Por Cuestionaros...
- Luis Angel Reyes Hernández
- 3 sept 2016
- 2 Min. de lectura

«Yo lo intenté todo… Os di mi vida, mi fe, mi fuerza… Mis ganas de seguir aquí».
Dicen que las historias comienzan con el propósito de terminar, mas aún, creo que las novelas no tienen fin; cuando el amor supera los complejos, supera los límites que la sociedad condiciona, pero… Si tal esfuerzo es solo por un extremo del columpio, uno siempre estará arriba, mientras que el otro se quedará en el suelo… Sin la esperanza de poderse elevar.
Cuestioné nuestro cariño, nuestra forma de amar, de besar, de reír y acariciar, mas sin embargo, no hicimos nada para cambiar lo que sabíamos que sería un final… Triste, melancólico, dramático y estúpido.
¿Cuántas personas comienzan una relación?... Las mismas que luego destruyen tal compromiso, ojalá la vida nos llevase al pasado y nos mostrase cuán difícil era cumplirle al alma… Mas hoy, que todo se ha vuelto simple… Los sentimientos tomaron la complejidad.
Y mil veces me dije mirándome al espejo: Nunca es tarde para empezar de nuevo y mucho menos para volver a amar… O quizás me motivé expresando que: Creer que se puede sería dar mi primer paso, pero… La palabra perdón se volvió un tabú, el odio se apoderó de la razón, la vanidad del corazón, y lo más denigrante, la infidelidad se volvió más fuerte que el compromiso que un día aceptamos los dos.
Hoy me alejo de vos (con ganas de seguir estando); hoy decido olvidarme (sabiendo que no lo podré lograr), hoy me mentiré un poco (mientras te recuerdo sentado en el sofá)… Hoy le digo adiós a lo que entre lágrimas le diré quédate aquí.
El despecho es el momento más maravilloso que un ser humano puede experimentar, pues… Saca el más profundo llanto que hay en ti, saca los gritos que nunca pudiste dar, saca la ira que no serías capaz de mostrarle a los demás, pero que estando solo… Podrás controlar.
No quiero seguir cuestionando tu partida (sabiendo que te permito ir)… Porque aunque podría deteneros… Sería vivir lo mismo (hasta que no madure nuestra fe). Además, recordarte será hermoso, pues… Tendré algo para lastimarme cuando me tomé un café mientras la música joda mis emociones.
Quizás lo tomes como masoquismo, quizás no sepas interpretar lo que digo, mas aún, un despechado sabrá que mis palabras sin sentido… Tienen más coherencia que cualquier otro escrito, ya que… Intento decirte ¡Fuera! Cuando espero tenerte conmigo.
Porque te cuestioné tanto… Que te dejé ir… Con mi vida (que eras tú).